lunes, 28 de enero de 2008

Cami, una mirada


-¿Qué me gusta?– repite Camilo, mientras se toma un tiempo para pensarlo mejor.

-Pues la verdad a mi lo que me gusta es mirar- responde finalmente.

Yo lo conozco de tiempo atrás y puedo atestiguar que es un hombre que vive a través de los ojos. Tan solo repasando sus gustos me doy cuenta de la emoción que causa en él las imágenes en secuencia o los fotogramas que cobran vida al empezar a rodar.

Camilo está sentado, un poco encorvado, leyendo algo en el monitor de su computador. Suenan canciones de rock de fondo, pero él no les presta atención. Con sus ojos sigue las viñetas de un cómic a través de la pantalla. Este es su medio favorito, está convencido que nada es capaz de generar sentimientos tan profundos en el ser humano, como una imagen acompañada de unas palabras, en perfecto complemento.

-Yo se que no es el más culto de los medios, pero no me importa. En las páginas de los comics de Will Eisner y Grant Morrison, encuentro las soluciones más alucinantes a las preguntas que yo también me he hecho. Creo que esto se debe a que los comics no se toman a sí mismos muy en serio, como la literatura y el cine, y tienen el ánimo de contar historias que por lo absurdo de sus personajes o lo extraño de sus historias no tendrían cabida en otro medio- dice mientras barre con sus ojos la pantalla sobre la imagen de un gorila militar llevando un coche de bebé a cuestas.

Así mismo, otro de sus amores es el cine. Aunque últimamente no lo ve en la cantidad y con la devoción que lo hacía años atrás. De todas maneras es fácil entusiasmarlo con respecto al tema, sí se le pregunta cuales son sus películas favoritas.

Yo le pregunto cuál es la película que más le gusta. Él deja de mirar la pantalla del computador y empieza a hacer descripciones, entusiastas y algo torpes, de escenas que evoca una y otra vez para sí mismo.

-El hombre está en un carro, al interior de un trancón. La escena es casi muda, solo se escucha el sonido de los dedos que se resbalan por la ventana. Toda la gente lo mira, pero nadie se inmuta. El hombre se empieza a desesperar cada vez más. Finalmente sale y vuela lejos de ahí. Es lo más desesperante que he visto en mi vida, pero me encanta mostrarle esta escena a todo el que pueda. Si estas en mi casa y me pones conversación sobre cine, probablemente terminaremos viéndola.- afirma con una sonrisa en su rostro.

De repente fija su atención en los punteos de una guitarra, de una canción que suena en su computador. La música que hasta el momento era sólo un fondo intrascendente pasa a primer plano.

-Es Tom Waits- dice Camilo entusiasmado.

A través de los parlantes, un hombre con una voz muy grave y casi susurrando canta. Acompañado de guitarras y tambores. Camilo sigue el ritmo de la música con su cabeza.


Edna million in a drop dead suit
Dutch pink on a downtown train
Two-dollar pistol but the gun wont shoot
I’m in the corner on the pouring rain
Sixteen men on a dead men’s chest
And I’ve been drinking from a broken cup
Two pairs of pants and a mohair vest
I’m full of bourbon, I can’t stand up


-Me encanta su música. La voz desgarrada que se pasea por los tugurios de Nueva Orleáns, cantando sobre marineros, malandrines, prostitutas y gente desesperanzada. Creo que sus letras son muy visuales, cada una de ellas se escucha como una pequeña historia. Tal vez por eso me gusta.- Concluye Camilo.

La canción termina. Camilo se frota los ojos, su cansancio es evidente. Apaga el computador, mientras se despide de mí. Es momento de dejar descansar su vista. A medida que salgo del lugar, lo noto con la mirada perdida. Las buenas escenas, los finales sorprendentes, las viñetas fantásticas; todas tendrán que dejar de ser observadas, al menos por hoy.