viernes, 29 de febrero de 2008
5 X 2
viernes, 22 de febrero de 2008
¿Dónde estas Hermosa?
1. Amanece, Saúl se despierta en la cama de una mujer que ha fotografiado el día anterior. Se viste y toma su cámara. Le da un beso, sin despertarla y abandona el lugar.
17. Esa noche, Saúl tiene una conversación muy seria con su familia, después de que lo sacan de nuevo de la estación de policia. Cuando sus padres le preguntan porque hizo algo tan tonto, el les inventa que tenía una oportunidad de vender sus fotos a un aficionado que vive en Palmira. Hace una muy convincente descripción del negocio. La madre y el hermano sugieren que sería una buena idea que el padre acompañara a Saúl hasta aquella ciudad. El padre intenta excusarse para no ir, pero cede ante la presión de la familia. Saúl, aunque no le gusta mucho la idea, accede porque cree que es la mejor oportunidad que tiene de encontrar a la mujer que busca.
18. Durante el viaje a Palmira y una noche de estadía en el hotel, padre e hijo tienen oportunidad, de hablar. Sobre las decisiones que tomó Saúl, dejar la universidad, vivir como un fotógrafo vagabundo y la falta de aceptación del Padre.
19. Al otro día, el padre se asegura de acompañar a Saúl hasta el lugar donde vive el posible comprador de sus fotografías. Saúl se lo lleva a unas oficinas, entran a la de sala de espera, él le dice al padre que va salir a la calle a fumarse un cigarrillo. En ese momento, se escapa para buscar a la mujer. Cuando el padre se entera, sale a buscarlo muy molesto.
20. Un mendigo se le acerca a Saúl, el fotógrafo le da unas monedas y le pregunta por la mujer que busca. El hombre le da indicaciones de donde puede encontrar a la mujer que busca, pero le advierte que tenga cuidado.
21. Saúl llega al barrio donde vive la mujer. Pasa por una tienda donde James, el hombre con quien pelió en Cali ,lo identifica. Antes de que pueda llegar a la casa de la chica, este lo ataca con un palo que toma de la carretera. Lo golpea brutalmente, mientras le advierte que los deje en paz. De repente, un hombre toma a James por el brazo, le quita el palo y lo noquea, es el padre de Saúl. Otros muchachos intentan golpear al Señor Montoya, pero este defiende el cuerpo caído de su hijo con todas sus fuerzas.
22. Sólo cuando la mujer de la cicatriz sale y les grita que se detengan, los hombres los dejan en paz. Maltrecho, el padre de Saúl, se acerca a su hijo, quien esta boca abajo al lado de un caño y no respira. El padre angustiado intenta revivirlo, le da respiración boca a boca, le pide que despierte. Finalmente, Saúl reacciona y despierta.
23. La mujer de la cicatriz lleva al padre y al hijo al interior de su morada, donde les hace algunas curaciones. Ella se excusa por las acciones de su primo, James, les explica que mucha gente los busca para lastimarlos por el pasado de su padre. El padre de Aura es un hombre ciego, sentado en una silla en la pequeña habitación en que viven. La mujer les cuenta cómo aquel hombre fue en una época uno de los mejores matones de los narcotraficantes,tuvo mujeres y mucho dinero, pero terminó ciego en un atentado fallido. Además algunos enemigos lo buscaron y la lastimaron a ella, como lo atestigua la cicatriz en su cara. La mejor solución que halló el padre fue refugiarse en un barrio humilde de Palmira, esperando que sus enemigos lo olvidaran y le dejeran vivir sus últimos años en paz. Desde ese tiempo, Aura, la chica de la cicatriz, cuida de él y vende las joyas que hace, a unos amigos artesanos de la Loma de la Cruz , para sobrevivir.
24. Aura se sienta en el piso al lado del padre, le toma una mano y se la acaricia. El padre le soba la cabeza, mientras empieza a verse acongojado e intentando no llorar. Es una escena muy conmovedora para Saúl y su padre. Saúl, aun maltrecho, toma su cámara y les toma una foto , la luz que atraviesa a través de las tejas, resalta los rostros de padre e hija. El padre de Saúl le dice: "Es una foto muy bella".
25. Saúl se despide de Aura, le da su dirección para que lo visite cuando este en Cali y vayan a tomar un café. Le da un abrazo, le agradece, sin estar seguro porque y se va de el lugar con el Señor Montoya.
26. Atardecer, Padre e hijo van en camino hacia Cali. Saúl, muy magullado, esta recostado sobre el hombro de su papá, quien va manejando. Saúl lleva el sombrero sobre su cara. Pasan el peaje entre Cali y Palmira, en cierto momento el sombrero de Saúl se vuela por la ventanilla y se regresa al otro lado del peaje. Saúl se reincorpora y le pide al padre que pare para ir a a buscar su sombrero. El padre se niega, dice que no se va a parar en la mitad de la carretera, pero ante la insistencia de Saúl, lo hace. El joven corre,cojeando, lo mejor que puede hasta su sombrero, se salta el peaje, lo que hace que los empleados y policías del lugar salgan detrás de él. Finalmente, al otro lado del peaje encuentra su sombrero, al pie de una chica que vende dulces. En ese momento, el joven fotógrafo se siente enormemente emocionado y con ganas de tomarle cientos de fotos. Le pide que le deje tomarle una foto, antes de que ella le diga que sí, él la toma de la mano y corre con ella, mientras la autoridad los persigue. Saúl la lleva entre los carros, por la carretera, esquivando a policia y empleados del peaje. La fotografía, al tiempo que la joven desconcertada, pero emocionada posa para su cámara. El padre de Saúl observa la pintoresca escena y no puede evitar sonreír, por su hijo, el fotógrafo. Anochece.
"Vuestros hijos no son hijos vuestros.
Son los hijos y las hijas de cuanto la Vida desea para sí misma. Son concebidos por medio de vosotros, mas no de vosotros.
Y aun estando con vosotros, no os pertenecen.
Podéis otorgarles vuestro amor, mas no vuestros pensamientos. Porque ellos poseen los propios.
Podéis dar cobijo a su cuerpo, mas no a su alma. Porque sus,almas habitan en la morada del futuro, la cual no podéis conocer, ni siquiera en vuestros sueños.
Podéis esforzaros por ser como ellos, mas no intentéis que ellos sean como vosotros. Porque la vida no anda hacia atrás ni se para en el ayer.
Sois los arcos de los cuales vuestros hijos han sido disparados como dardos vivos. El Arquero ve el blanco en el camino del infinito, y Él os doblegará con su poder para que sus dardos puedan ir lejos y raudos.
Permitid que por placer sea la mano del Arquero la encargada de doblegaros. Pues aun cuando Él ama al dardo que vuela, también siente amor por el arco en tensión."
(De los hijos, El Profeta.Kalhil Gibrán)
viernes, 15 de febrero de 2008
Todo lo que siempre quiso saber sobre Saul, pero nunca se atrevió a preguntar.
Lo primero que noté al entrar a la casa de Saúl esa noche es que no tenía ni una bombilla. Cuando entramos, él se acercó a la única ventana de su pieza y corrió una cortina de tela amarilla. Así, el cuarto oscuro se iluminó por la luz proveniente de la calle. Los vitrales de su ventana destellaron en tonos verdes y azules. Los pocos objetos de su casa se cubrieron en una encantadora luz amarilla. Miré las paredes de su cuarto, una de ellas estaba cubierta de fotos. Me dijo que eran sus obras más recientes.
Su hogar estaba casi vacío. Tenía una cama, con tendidos en croché, que le compró a una amiga artesana de la Loma de la Cruz. Al lado de su cama tenía un nochero, sobre el mismo tenía un par de libros, entre ellos pude reconocer la carátula de El Principito.
Mientras yo observaba su cuarto en busca de pistas para descifrarlo, Saúl abrió su closet y sacó una grabadora con unos cds. La ubicó en el suelo junto a la única toma eléctrica del lugar y puso un disco de Babasónicos para ambientar el momento.
Saul me miró por encima de su hombro con un aire de complicidad. Yo fingí no prestarle atención y tomé su libro de El Principito para aparentar estar desinteresada. Al abrirlo encontré una foto de una mujer. Tenía el cabello largo, su cabeza estaba cubierta por el sombrero de Saul, sus hombros estaban desnudos, miraba hacía abajo mientras apretaba sus labios en actitud juguetona.
¿Quién es esta?-le pregunté.
II: ¿Qué hace Saul antes de las nueve de la mañana?
Cafe, huevos y cigarrillos ¿Hay acaso una mezcla de olores más afortunada que esta?
En lo que a mi concierne, no. Cada mañana me levanto con el firme propósito de que me sucedan tres cosas: que el café sea bueno, que los cigarrillos sean suficientes y que las mujeres hermosas se crucen en mi camino.
Lo primero que hago en la mañana es tomar un buen baño con agua fría. Detesto el agua caliente, me siento como parte de una sopa cuando esta toca mi piel. Mi próximo ritual podría ser el pequeño acto vanidoso al que todos tenemos derecho. La verdad es que me gasto unos quince minutos arreglando mi barba. Me la masajeo con un humectante hasta que la sienta a mi gusto, luego corto los pequeños pelos que sobren y queda lista para partir. Te parecera extraño que un vagabundo como yo, se preocupe por tales cosas, pero debe decirte que acabas de conocer a un vagabundo con estilo. Además a mis amigas les encanta.
El próximo paso es vestirme. Esto no me toma mucho tiempo, la mayoría de mi ropa es igual. Mi closet está lleno de camisetas esqueleto. Las camisas y camisetas con mangas, me producen alergia, te juro que antes cuando las usaba me daban urticaria. Bueno, tal vez estoy exagerando, pero este atuendo me resulta idoneo para mi trabajo. Lo complemento con un pantalón de pana, muy fresco y unas sandalías. En lo único que me demoro es en escoger un cinturón. He armado una buena colección de ellos, cada vez que veo uno que me guste en una venta de los hippies o cuando visito a mis amigos en la Loma de la Cruz, no puedo evitar comprarlo.
Me encanta la calle entre mi casa y la tienda de doña Gloria. Como te das cuenta, el trayecto es muy relajado, el camino inclinado hacía abajo practicamente te lleva hasta tu destino. Lo malo es que la subida de noche es lo más mamón del mundo. Supongo que es más fácil dejar el hogar, para caminar entre balcones de colores: azul, rosado, tierra, verde, marrón; que tener que volver a casa, a oscuras.
Este es mi primer cigarrillo del día. Todavía no me lo voy a fumar, sólo lo pongo en la mesa mientras me traen el desayunito. Esta recién hecho el café, ¿lo hueles? que maravilla, y los huevos con cebollita y tomate, uy que rico. Ahora me perdonas, pero me molesta hablar mientras como.
¿Me pasas los fósforos? los tengo dentro del estuche de mi cámara. Gracias. Creo que este es mi momento favorito de la fumada, cuando se prende y la primera humarada llena mi boca.
Son las nueve de la mañana y ya cumplí con dos de mis objetivos del día: Buen café y buenos cigarillos. Sólo me falta una bella mujer frente a mi cámara.
¿Qúe me dices? ¿Te animas?
III. ¿Quién es la mujer de la foto? o ¿Cómo consiguió Saul su sombrero?
Esa noche, Malena llegó a a la casa de Saúl antes que él. Como no tenía llave decidió entrar por la ventana de la pieza. Algunos vecinos la vieron escandalizados, pero ella les respondió con un guiño.
Malena se acostó en la cama de Saúl, puso unas canciones de The Supremes y revisó los contactos de Saúl con una pequeña lupa que él guardaba en su nochero. "Esta sí, esta no" cantaba mientras redondeaba las fotos que le gustaban con un marcador rosado.
Despúes de un rato de espera, Malena se aburrió. Hasta que se le ocurrió una idea estupenda, que la hizo reir de manera frenética. Sacó un sombrero gris que le traía de regalo a Saúl. Este era de un material muy suave, con unos surcos muy finos que se sentían maravillosos contra la piel de los dedos. Alrededor tenía un lazo negro con una marca metálica en forma de ave. Malena lo compró en una tienda de ropa de segunda mano. Le encantó porque le recordaba a Humphrey Boggart y a Jean Paul Belmondo en Sin Aliento. Malena se desnudó y se puso el sombrero. Se entretuvo un rato haciendo caras de matón de cine negro, mientras se miraba en un pequeño espejo que llevaba en su bolso.
De pronto, escuhó que alguién abría la puerta. Malena se apresuró a tomar una cámara digital que llevaba en su bolso. Saúl abrió la puerta, vio a la chica desnuda y dejo caer sus llaves. Ella aprovechó y le tomó una foto.
-Quedaste con cara de ahuevado- le dijo ella entre risas.
-Dame esa cámara, bribona- le dijo Saúl, intentando imitar a un actor del viejo Hollywood.
-No quiero- Malena le sacó la lengua
El empezó a perseguirla por la pequeña habitación, intentaba agarrarla por sus brazos y cintura desnuda. Finalmente, Saúl se tropezó con su grabadora, que estaba en el piso y se lastimó un dedo. Se sentó en la cama, para revisar la uña que se había roto. Malena se le acercó en actitud pacífica. Él la ignoró, ella se sentó a su lado y se metió bajo su brazo a la fuerza. Saúl la miro con ternura, sólo para echarse sobre ella un momento después. Ella protestaba, pero el joven sacó su cámara y la enfocó.
-No quiero- dijo Malena, tapándose la cara con el sombrero.
Saúl le levantó un poco el sombrero y le tomó una foto. Malena salía con el sombrero, haciendo un puchero y con los hombros desnudos. Era la mejor foto en la vida de el fotógrafo. En ese instante se sintió profundamente conmovido.
-El sombrero lo compré para ti, Jean Paul, mi vago hermoso- Malena le puso el sombrero en la cabeza.
Sául recuerda esa noche cada vez que se pone su sombrero en la mañana. Siempre se toma su tiempo acomodándolo y dándole la inclinación perfecta que lo haga ver tan genial como los actores de las películas de Cine Negro que Malena tanto amaba.
La foto de Malena se ha tornado amarillenta por la humedad que hay en la casa de Saúl. Sin embargo, él la sigue guardando, entre las páginas del libro más importante de su vida. Nunca ha intentado duplicarla, aunque tiene los negativos bien conservados en el laboratorio fotográfico de un amigo.
¿Qué sentido tiene duplicar los momentos induplicables? - reflexiona Saúl, antes de ponerse el sombrero.
Tú no eres para mí todavía más que un muchachito igual a otros cien mil muchachitos. Y no te necesito. Tampoco tú tienes necesidad de mí. No soy para ti más que un zorro entre otros cien mil zorros semejantes. Pero si me domesticas, entonces tendremos necesidad el uno del otro. Tú serás para mí único en el mundo, yo seré para ti único en el mundo...
(Página 21, El Principito, Antoine Saint Exupéry)
viernes, 8 de febrero de 2008
Hermano
¿Esa? pues no, creo que la tomé hace unos meses. Andaba por el centro y justo al atravesar la Plaza de Caicedo, ví la luz que bañaba las manos de la mujer en la foto, mientras ella pedía una limosna. Fue una feliz coincidencia.
viernes, 1 de febrero de 2008
Bienvenido, Saul Montoya
Estudió bachillerato en un prestigioso colegio bilingüe de la ciudad y empezó la carrera de Psicología en la Pontificia Universidad Javeriana, pero se retiró en cuarto semestre.
De acuerdo a él, se salió de la universidad porque todas las clases de teorías psicológicas no le sirvieron para entender mejor a las personas.
Paradojicamente la universidad le permitió a Saul enamorarse del arte que actualmente desempeña. En uno de los talleres extracurriculares ofrecidos, en este caso uno de fotografía, el joven descubrió su vocación y se le hizo más fácil dejar los estudios que no lo llenaban. Desde ese momento, es un convencido de que se puede saber mucho más de una persona teniendola frente a la cámara que en meses y meses de psicoterapia.
Desafortunadamente, su decisión no fue bien recibida por su familia, quién decidió retirarle su apoyo, pues no creían en la fotografía como una carrera viable. La situación molestó en extremo al padre, ya que todos los miembros de la familia: su mamá, un hermano y una hermana mayor, son profesionales.
Saul es un joven de caracter apacible, quien sólo se muestra efusivo en ciertas ocasiones, cuando se encuentra en reuniones con sus amigos cercanos o cuando una mujer le gusta. Su círculo de amigos está compuesto por otros artistas, amigas que han posado para él y ex-compañeros de la carrera de psicología. La mayor parte del día la pasa sólo, caminando por la ciudad con su cámara o sin ella, o trabajando en el cuarto oscuro de un colega fotógrafo.
Por las mañanas, se levanta muy temprano y sale a caminar. Le gusta desayunar en una de las panaderías del barrio, mientras se fuma un cigarrillo. Siempre desayuna con huevos y un café, sin leche ni azucar. Se toma su tiempo para disfrutar de la comida, mientras ve pasar a las personas que se dirigen a su trabajo.
Saul es de contextura delgada, le gusta dejarse la barba, pero siempre bien arreglada. No le gusta la ropa que tapa sus brazos, prefiere las camisetas tipo esqueleto. Cuando sale a pasear, siempre lleva puesto su sombrero, el cual le regaló una chica, su primera modelo, con quien sostuvo una relación por varios meses.
Esa fue la última relación significativa que sostuvo él. De ahí en adelante, sólo ha tenido romances cortos, la mayoría con mujeres que han pasado por su lente. A Saul lo enamora fotografiar la belleza femenina, pero le encanta también tomarle fotos a las calles de Cali y sus personajes, para capturar un lado más duro y desencantado de la vida. Toda su obra se centra en esa disyuntiva entre lo suave y lo aspero, la belleza sublime y lo desesperanzador.
Él aún es un desconocido en su medio, su anhelo es que un día sus fotos sean exhibidas en los más importantes museos del mundo, para que todos las puedan ver. No aspira a tener una relación estable, siente que en su situación actual goza más de la vida. Algún día le gustaría hacer las paces con su familia, pero es poco probable que sea él quien de el primer paso para una reconciliación.
Por la noche, le gusta escuchar música en su casa, antes de irse a dormir. Le gusta el rock en ingles y en español. Su banda favorita es The Clash. También le gusta ver películas, algunas veces en DVD en la casa de uno de sus amigos y en otras ocasiones en la Tertulia.
Lo último que hace en el día, es fumarse un cigarrillo, uno de los tantos que se fuma en una jornada. Este hábito que asumió desde muy pequeño, a escondidas de sus padres, le ha dado un tono de voz ronco muy distintivo. Este ha sido motivo de burla por parte de sus amigos, quienes le insisten que lo deje; pero él les dice que no, el cigarrillo es uno de los gustos más grandes de su vida. Ese es Saul Montoya, un artista, que deambula, goza y fuma, mientras espera la llegada de la próxima foto y quizas el próximo amor.