viernes, 8 de febrero de 2008

Hermano


Esta foto está muy bacana, ¿es nueva?
¿Esa? pues no, creo que la tomé hace unos meses. Andaba por el centro y justo al atravesar la Plaza de Caicedo, ví la luz que bañaba las manos de la mujer en la foto, mientras ella pedía una limosna. Fue una feliz coincidencia.
Estas no las tenía antes, te ha rendido el tiempo.
El tiempo se vuelve amigo de uno, cuando no se es esclavo de la rutina.
Supongo que el tiempo no importa mucho, cuando se vive tan desobligado de todo.
Je, vos sabes que yo no tengo más obligación que caminar y esperar el momento propicio.
Sí, el momento propicio... ¿No tenes nada para tomar? la subida hasta tu casa me dejó seco.
Vos sabes bien que no tengo nevera. Lo único que podría ofrecerte es agua de la llave, pero si queres podemos ir a la tienda a tomar algo.
Me parece bien, así podemos charlar un poco más.
Sí, tal vez me daras a conocer el motivo de tu visita.
¿Acaso necesito motivo para visitarte?
No sé, siempre he desconfiado de las reuniones familiares.
Hermano, en estos días nos vemos tan poco, que esta charla contigo me resulta de todo menos familiar.
Ja, entonces ese es el asunto que te perturba. Pues no te preocupes, a mí me podes visitar cuando queras. Es bueno verte, de vez en cuando.
¿Y vos? ¿Por qué no nos visitas vos?
No me preguntes lo que ya sabes.
Algún día tendras que volver a hablar con él.
Algún día...por ahora, vamos a tomar algo.










1 comentario:

Narrativas II dijo...

Lo que más me gusta es que quedo con ganas de descubrir mucho más acerca del personaje, ahora me mata la intriga por lo del padre, qué rollo tan tenaz podrá haber pasado para que Saúl ni amarrado quiera regresar.