miércoles, 14 de mayo de 2008

VII: Don Dilinger

Abro los ojos; sólo veo puntos difusos de luz, rojos y amarillos. A medida que pestañeo me encuentro con formas de un tiempo pasado: Un balón de fútbol, los afiches de Ana Sofía y la colección de latas de cerveza. Mis pies no caben dentro de la cama en la que estoy acostado. El espacio se siente extraño y pequeño conmigo ahí. Me quedo sentado un momento, mirando todos estos objetos que hace tanto dejé. Aunque pasé años aquí, siento que este cuarto pertenece a otra persona.

Saúl sale de su cuarto. Luego pasa por el comedor en el que sólo quedan los platos y copas sucias de la fiesta. Se acerca a la puerta principal, sin hacer ruido. Antes de abrirla, mira el carro de la familia en el garaje contiguo. En un acto impulsivo toma las llaves del mismo, que están colgadas de un ganchito de madera, y abre la puerta del vehículo, activando la alarma.

-Se llama Don Dilinger, está muy interesado en un portafolio de mis fotos para una exposición de arte urbano en Palmira. Lo que pasa es que tengo que ir hoy mismo, o me pierdo la oportunidad de venderle mis fotos. Es una buena plata- le dice Saúl a sus padres y a su hermano Esteban, quienes se levantaron por el ruido que provenía del garaje.

Mariela, la madre de Saúl recoge los platos mientras escucha las explicaciones de su hijo. Su padre aún sostiene el bate con el que bajó cuando oyó la alarma. Esteban, algo borracho, se sienta al lado de Saúl.
- Yo creo que vos deberías llevarlo, viejo- .
- ¿Yo?, pero es que yo tengo que ir a trabajar a la oficina en unas horas-.
- A mí me parece estupenda la idea de Esteban, mi amor, por qué no lo llevas, mira que es una buena oportunidad para el niño-.
- Si dale, viejo, llévalo, mira que es un buen negocio. Hay gente que paga buena plata por fotos, e igual pasan un rato juntos-.
- ¿Verdad Saúl? ¿Es un buen negocio?-.
- Eh, sí. Buenísimo.
Saúl permanece callado, mientras su mamá y su hermano convencen al padre. La idea de un viaje por carretera con Armando es para él la definición de tedio, pero es su mejor opción para llegar a Palmira.
Después de desayunar, padre e hijo partirán juntos a visitar a Don Dilinger.

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